Este libro nació de una idea sencilla, basada a su vez en una convicción: Muhammad es efectivamente un profeta, el último de una serie de profetas semíticos descendientes de Abraham. Por lo tanto, hay necesariamente pruebas de la autenticidad de su misión.
El objetivo de este libro es hacer un inventario no exhaustivo de ellas, ya que, como indica el título, nos hemos contentado con 100 pruebas que, en su conjunto, forman un haz de verdades que sólo una persona de mente estrecha podría rechazar.