Desde una perspectiva lejana, nuestras vidas parecen intrascendentes. Tras un examen minucioso, resulta evidente que nos sentimos descontentos y nos falta una sensación de logro. Para gestionar nuestras emociones, la mayoría de las personas buscan consuelo en las creencias religiosas o buscan incentivos externos, como ganancias materiales o reconocimiento.
Aunque este método pueda parecer lógico, también puede resultar en el abandono de nuestra capacidad de pensar críticamente.