Si no eres compasivo, eres egoísta, no existen términos medios. Dios no contesta tus oraciones. No existe Cielo para ti. Y no reencarnarás en la próxima vida, la memoria de tu actual existencia se borrará con la llegada de la muerte de tu cerebro físico.
Puedes haber acumulado una gran fortuna al ser astutamente egoísta, pero no puedes evitar que el tiempo corra y deteriore tu cuerpo. Naces con un tiempo de vencimiento. Y eso es todo, cuando no aprendes a cultivar la compasión en tu vida.Te aguarda algo peor que el infierno, la disolución de tu presente personalidad, a la que tanto te aferras, en la absoluta nada.
Es el justo premio a la razón de tu egoísmo. Así es la Ley del cosmos.Si no somos compasivos, somos malditos!!!Cristo habló de la salvación y de la Vida Eterna para los que se arrepienten y son benditos. Para los que no lo hacen: reciben muerte.
El alma puede ser inmortal, pero la memoria de la personalidad individual es transitoria y sujeta a disolución. Las personas malvadas, de accionar demoníaco, son castigadas con la destrucción de su Yo psicológico cuando su cerebro deja de funcionar.
Simplemente el fenómeno de la conciencia se interrumpe y el alma impersonal se deshace de un producto imperfecto, para volver a empezar desde cero.Si no eres compasivo, eres egoísta, no existen términos medios.
Dios no contesta tus oraciones. No existe Cielo para ti. Y no reencarnarás en la próxima vida, la memoria de tu actual existencia se borrará con la llegada de la muerte de tu cerebro físico.Puedes haber acumulado una gran fortuna al ser astutamente egoísta, pero no puedes evitar que el tiempo corra y deteriore tu cuerpo.
Naces con un tiempo de vencimiento. Y eso es todo, cuando no aprendes a cultivar la compasión en tu vida.Te aguarda algo peor que el infierno, la disolución de tu presente personalidad, a la que tanto te aferras, en la absoluta nada. Es el justo premio a la razón de tu egoísmo.
Así es la Ley del cosmos.Si no somos compasivos, somos malditos!!!Cristo habló de la salvación y de la Vida Eterna para los que se arrepienten y son benditos. Para los que no lo hacen: reciben muerte. El alma puede ser inmortal, pero la memoria de la personalidad individual es transitoria y sujeta a disolución.
Las personas malvadas, de accionar demoníaco, son castigadas con la destrucción de su Yo psicológico cuando su cerebro deja de funcionar. Simplemente el fenómeno de la conciencia se interrumpe y el alma impersonal se deshace de un producto imperfecto, para volver a empezar desde cero.