En la soledad experimentamos haber sido arrojados sobre nosotros mismos. Estoy solo, abandonado, con nadie a mi alrededor. No estoy en una relación, no tengo con quien hablar. La soledad es una experiencia de "desacople".
Este sentimiento puede ser especialmente agudo cuando te esfuerzas por algo, y no lo consigues; o bien, si amas a alguien, y estás separado de él/ella.
Podemos sentirnos solos en el trabajo si nos ponemos algunas exigencias, si hay algunos proyectos en los que no hemos madurado, o me siento alejado de mis compañeros. Si nos sentimos inseguros, si nuestra autoestima es baja, y no contamos con ningún apoyo emocional...seguramente sentiremos soledad.
Es el miedo a la debilidad, la culpa de no poder hacerlo, el temor al rechazado, que nos lleva a refugiarnos en nuestro interior de la peor manera.
La soledad es un problema enorme en la vejez y en la infancia. Los niños desatendidos por sus padres, que deben valerse por sí mismos, pueden sentirse desamparados en la soledad; lo mismo ocurre con los adultos mayores que no cuentan con el apoyo necesario.
Dos formas que se complementan y ayudan a superar la soledad: El tomar las riendas de nuestras vidas y asumir los riesgos del cambio, y acercarme a quienes me devuelvan la mirada, diciéndome "Te veo. Estás aquí. Existes. No estas solo"
